miércoles, 23 de julio de 2014

NO HAY DINERO PARA INVESTIGACIÓN



EDITORIAL

Cuando el Erario pierde 12.000 millones y aún hay que dar las gracias


LA VENTA de Catalunya Banc al BBVA supondrá para el Estado una pérdida cercana a los 12.000 millones de euros invertidos en ayudas públicas directas para evitar la quiebra de la entidad. Además, hay que añadir que la Sareb gastó en su día otros 6.700 millones destinados a la compra de activos tóxicos ligados al sector inmobiliario. En relación a su tamaño, el agujero que deja en las arcas del Estado es el mayor de todas las entidades financieras españolas, más grande aún que el de Bankia. Sólo estos 12.000 millones suponen seis veces el Presupuesto del Ministerio de Educación. Aun así, en Economía existía ayer satisfacción por la operación. El secretario de Estado de Economía, Fernando Jiménez Latorre, se felicitó porque, según dijo, se ha logrado «minimizar el coste para el contribuyente». Lo lamentable, después de todo, es que tiene razón.
El caso de Catalunya Banc, la entidad nacida de la fusión de cajas catalanas que tenía a Caixa Catalunya como principal referente, es otro ejemplo más del negativo papel que los políticos han jugado en los consejos de administración de las viejas cajas de ahorros. Los dirigentes autonómicos las utilizaron muchas veces como suministro de dinero con el que financiar sus proyectos, con el resultado que conocemos: la mayoría ha tenido que ser rescatada por el Estado. La gran excepción es La Caixa, y no por casualidad:ha sido la menos politizada de todas las cajas importantes del país.
Tan llena de irregularidades fue la gestión de Catalunya Banc, que más de 40 de sus directivos están hoy imputados por administración desleal. Por todo ello sorprende ahora la reacción de la Generalitat, que ayer lamentó por boca de su portavoz, Francesc Homs, que la entidad pase a manos no catalanas: «No hay Gobierno en el mundo que esté contento porque las decisiones se tomen fuera». Es una declaración fuera de lugar que ignora que han sido precisamente los dirigentes catalanes los que han llevado la entidad a la ruina. Por ese desastre deben pagar ahora todos los españoles. Cabría recordarle a Homs, por otra parte, que ningún banco catalán ha pujado por la compra de Catalunya Banc. O que una entidad catalana como Banco Sabadell está entre las que más ayudas ha recibido del Estado, lo que le permitió hacerse con la antigua Caja de Ahorros del Mediterráneo, la cuarta caja española. Por otra parte, un ejemplo claro del efecto anestesiante que el nacionalismo ejerce sobre la sociedad catalana lo tenemos en el caso de Narcís Serra. El ex ministro, que presidió Caixa Catalunya desde 2005 y se subió el sueldo después de pedir el rescate al FROB, participa con normalidad en actividades sociales. Sin embargo, el ex presidente de Caja Madrid Miguel Blesa, es perseguido casi allá adonde va.
Parece un sarcasmo que hoy tengamos que aplaudir que el Erario ha perdido sólo 12.000 millones de euros con Catalunya Banc. El ex director del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, Mariano Barbacid, se lamentaba ayer con razón sólo imaginando lo que podría hacer con ese dinero inyectándolo en un plan para fomentar la ciencia. Sin embargo, hay que ser conscientes de que, con la venta de Catalunya Banc, se da el penúltimo paso para la reestructuración del sistema financiero español, a falta de la venta de Bankia. Cuando haya concluido este proceso, se habrá recuperado definitivamente la confianza en el conjunto de la banca, imprescindible para asentar las bases de la recuperación económica.

EL MUNDO
IDÍGORAS Y PACHI

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