miércoles, 30 de octubre de 2013

¿Qué hay de común entre las preferentes y la sentencia a la doctrina Parot?

No se trata de una adivinanza, de un chiste infantil. Hay elementos comunes entre la estafa que sufrieron muchos españolitos con las participaciones preferentes y el garrotazo recibido del Tribunal de Estrasburgo al sentenciar contra la doctrina Parot que había permitido alargar las penas a etarras y delincuentes peligrosos.
Luis Aparicio Pérez, Director de Contenidos de INVERTIA
Luis AparicioLuis Aparicio
Puede obedecer a una sociedad infantilizada, incapaz de tomar una decisión firme, justa y defenderla. Una sociedad que confunde debilidad y diálogo. Cree que la debilidad es un síntoma indiscutible del diálogo. Una sociedad incapaz de hablar claro, abanderada de lo políticamente correcto que, sin embargo, no se aturde cuando tiene a miles de ciudadanos estafados en la calle o a numerosos violadores y asesinos en libertad.
Eso es lo que tienen en común las preferentes y el guirigay que se ha montado con la sentencia Parot. No hablar claro, no tomar decisiones, no hablarle al pueblo con lealtad y sinceridad. La mentira como la única forma posible de relación entre gobernante y gobernado. Y al final, el escándalo es monstruoso y salvo los más ingenuos, todos convencidos de que nuevamente nos han tomado el pelo.
En el caso de las preferentes, los políticos y el Banco de España miraban hacia otro lado advirtiendo de la banca modélica que teníamos, mientras dejaban que unas decenas de miles de españoles metieran un dinero que ya estaba sentenciado de antemano a perderlo. En vez de coger el toro por los cuernos, en vez de pedir el dinero para la banca mientras lo pedía toda Europa, aquí se siguió mintiendo a la gente. Con lo fácil que lo hicieron en Estados Unidos con capital público y participación en el accionariado que luego se está recuperando con creces. Y nos atrevemos a decir que los americanos son unos infantiles porque les guste Micky Mouse.
Los europeos también hablaron claro, reconocieron el problema de sus entidades y se beneficiaron del dinero sin límite que se dio en la primera embestida de la crisis. Mientras tanto, nosotros hablando con la boca pequeña, intentando negar el problema, engañando a todo el mundo, para que finalmente hayamos tenido que ser rescatado cuando ya existían limitaciones muy duras a la ayuda. Años perdidos también para la recuperación del crédito y la mejora de la economía.
En el caso de la sentencia Parot hay que empezar porque la culpa de todo la tiene Franco. El cruel dictador hizo un código Penal demasiado suave que los padres de la Democracia han mantenido casi 40 años. ¿Cómo un gobierno progre del PSOE iba a endurecer las penas? ¿Cómo un Gobierno semiprogre como el del PP iba a cargar con el sambenito de endurecer el código Penal?
Si el PSOE o el PP llegaron a un acuerdo o mantuvieron un acuerdo con los terroristas de ETA por el que no se prolongaría su estancia en la cárcel y se iría produciendo una amnistía a cambio de dejar de matar, cuánto mejor hubiera sido decirlo a la sociedad. Se podrían haber establecido unos plazos, unos límites y unas exigencias a cambio, como la solicitud de perdón y entregar las armas por tan repugnantes monstruosidades como las cometidas.
Pero no, se vuelve a engañar al pueblo. Se dice que de negociación nada y un tribunal europeo se encarga de hacer el trabajo sucio, al tiempo que se aplica el vigente y suave código -con todos los permisos carcelarios y reducciones de condena- que el dictador sentenciara dos años antes de su muerte como Jefe de Estado.
Aquí también hay víctimas colaterales como los pobres inversores de las preferentes. Además de la cara de imbécil que portamos el conjunto de los españoles, de paso y para que nadie sospeche tienen que salir a la cárcel asesinos de niños y violadores compulsivos que los propios peritos dicen que no están curados. Y luego nos creemos un pueblo maduro. Increíble.
Fuente: INVERTIA

No hay comentarios:

Publicar un comentario